Implicancias del retraso de la cosecha en paltos | Parte 1

Autor: Francisco González | Ingeniero Agrónomo Master en Ciencias Vegetales

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• La producción de paltas, a diferencia de otros frutales es altamente exigente en energía, ya que el aceite es caro de producir. La alternancia o añerismo o vecería es una estrategia para recuperar la energía invertida en una año de cosecha alta (sobre 20 ton/ha) o cosecha tardía (alto nivel de materia seca)

• Los recursos fotosintétios compiten, siendo la fruta antigua el principal sumidero, y la fruta nueva el último, o más débil de los sumideros.

• Un retraso de la cosecha implica aumento de materia seca y una reducción de la producción de la temporada en curso (mermas por caída de fruta) y una reducción de la intensidad de floración de la temporada siguiente.

• Criterios de predicción y manejos que afectan la condición de postcosecha de la fruta.

El retraso de la cosecha y sus implicancias productivas

La primera consideración es comprender que la producción de una cosecha normal de paltas, requiere una inversión de energía que llega a ser al menos 3 veces más intensa que la producción alta de otros frutales (Cuadro 1).
Cuadro 1. Composición y demanda energética para 3 frutales: paltos, naranjos y manzanos, considerando una producción promedio de cada especie (Wolstenholme, 1986).

Es claro que para producciones similares entre frutales cítricos y manzanos, con contenidos similares de agua y azúcares, la demanda por fotoasimilados expresados como energía es muy similar. No obstante, para un nivel similar de azúcares, pero con un contenido de grasa de 17%, la demanda energética en paltas realmente se triplica, lo que requiere una maquinaria fotosintética en óptimas condiciones.
A modo de referencia, se ha calculado:

Fig. 1 La producción de 10 ton/ha de paltas, con un nivel de aceite de 17% (materia seca ¿?) equivale a la producción de 27 ton/ha de naranjas, o bien, de 31 ton/ha de manzanas (Fuente: Wolstenholme, 1986).
Una implicancia de comprender estos balances de energía es la sustentabilidad productiva en el corto y largo plazo. En un huerto bien manejado, con alta tecnología, podría alcanzar un rendimiento de 30 ton/ha para una cosecha temprana con un nivel de materia seca de 23 a 25% (cercano a 10% de aceite). Sin embargo, considerando la misma inversión energética para una cosecha tardía, con un nivel de aceite de 35%, la producción se reduciría a 12,5 ton/ha (Wolstenholme 1986). En la práctica, la fruta comenzaría a caer durante el curso del verano, sin certeza de alcanzar la ventana comercial que es más tardía.
Precisamente, los huertos que guardan fruta en zonas costeras (La Ligua, Santo Domingo, Quilimarí, La Serena) rara vez tienen rendimientos que superan las 12 ton/ha, considerando cosechas de Marzo a Mayo.
Mantener la fruta en el árbol para incrementar la materia seca y consecuentemente el nivel de aceite y el calibre de la fruta necesariamente conllevaría a una reducción de la producción y a la vez, a un aumento del índice de alternancia productiva (Lovatt 2005).
El agotamiento de las reservas de primavera sigue el orden de fuerza desde el mayor sumidero, hasta el menor sumidero: Fruta madura (materia seca sobre 23%) >>> brotes de primavera >> fruta nueva > crecimiento de raíces.
Es decir, los recursos disponibles son altamente demandados por la fruta antigua, dejando para el final la fruta nueva y las raíces. La consecuencia de corto plazo es una baja abrupta en las reservas de los ovarios de la fruta recién cuajada, la cual inevitablemente será abortada en un plazo de 10 días posterior a la cuaja (Figura 2). (Alcaraz, Hormaza, and Rodrigo 2013).

Fig. 2. La densidad óptica es un indicador de los contenidos de almidón en la flor (estilo). Los frutos que abortan son aquellos que tienen los niveles más bajos de reservas de almidón en la flor.

Índice de alternancia productiva (IAP)

El índice de alternancia productiva permite determinar la susceptibilidad de un huerto, o bien el progreso de este huerto en respuesta a diferentes tratamientos que puedan mejorar su desempeño productivo a lo largo del tiempo. Se calcula según la siguiente expresión:

Índice de Alternancia Productiva (IAP)=
((kg año on – kg año off))
((kg año on + kg año off) )

El índice sirve se calcula para dos temporadas consecutivas y tiene un rango entre 0 (no presenta alternancia productiva) y 1 (100% de alternancia productiva).
Clima y posibilidades de cuaja
La primavera de 2023 ha sido inusualmente húmeda, y en la zona centro sur con noches marcadamente frescas, pudiendo afectar las posibilidades de cuaja. Si junto con sostener fruta hasta tarde, las condiciones climáticas no son favorables para la floración y cuaja, la competencia por recursos de la fruta antigua perjudicará sustancialmente la retención de la fruta nueva, iniciando una temporada de baja producción (año off) debido caídas de fruta. Este es el caso de la actual primavera, que en el valle de Colchagua ha acumulado en 3 meses tan solo 6 días con condiciones favorables para la cuaja (Figura 3). Como referencia, una buena cuaja se logra con al menos 14 días con temperaturas favorables (días con temperaturas <20ºC y noches con temperaturas <10ºC).

Fig. 3. Registro de temperaturas de primavera en Colchagua 1. La primavera registra tan solo 6 días con temperaturas favorables para la cuaja. Las temperaturas de cuaja deben ser cálidas con noches con al menos 10ºC y días con temperaturas sobre 10 ºC, que en la gráfica se representa por las barras de color. Días con más de 20ºC, pero seguidos o precedidos de noches con menor a 10ºC producen frutos partenocárpicos, que luego caen.
Otras zonas afectadas por las bajas temperaturas de primavera y que usualmente sostienen fruta hasta más tarde, corresponde a zonas costeras, como Santo Domingo.

Fig. 4. Datos climáticos de Santo Domingo. Entre Septiembre y Noviembre se han registrado 10 días con temperaturas de cuaja.
Retraso de la fecha de cosecha y retorno floral de la temporada siguiente
Cuadro 2. Efecto de la producción sobre la cuaja de 2004 y la floración de primavera de 2005, y sobre la expresión vegetativa de verano y otoño de 2004 (Lovatt, 2005).

Un retraso de la fecha de cosecha tiene implicancias en la brotación de verano y otoño, las cuales explican al menos el 70% del retorno floral de la temporada siguiente. Claramente la cosecha más temprana (Junio, equivalente a Diciembre del Hemisferio Sur) favorece la mayor producción de flores a la temporada siguiente, comparado a fruta de cosecha más tardía, cosechada a partir de Octubre (HS: marzo). El número total de inflorescencias por ramilla se puede reducir a un 15% por el retraso la cosecha desde Junio (HS: Diciembre) hasta enero (HS: Julio).
Es decir, puede provocar la entrada en ciclos de alternancia productiva, con un impacto negativo en la producción de las temporadas sucesivas.
Cada región geográfica tiene una acumulación térmica diferente que afecta el desarrollo del fruto. Zonas de alta radiación, alta amplitud térmica como los valles centrales, presentarán menor tolerancia de sostener la fruta desde fines de primavera hacia el verano. La madurez acelerada por altas temperaturas conllevará a la caída temprana de la fruta. En cambio, las zonas costeras tienen una fase de lenta madurez, que favorece sostener la calidad interna de la fruta, aunque un aumento de la materia seca también implica una mayor susceptibilidad a desórdenes fisiológicos, ya que el contenido de calcio de la pulpa disminuye en la medida que la fruta sigue creciendo, como un efecto de dilución (González, 2002).

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